a. El desarrollo del Proyecto Educativo de FUHEM ha de cimentarse en unas estructuras y procesos de organización y gestión eficaces, basadas en la participación de todos, pero también en la adopción de criterios y protocolos de actuación adecuados, claros y flexibles. Estas estructuras y procesos deberán hacer compatible la autonomía de cada centro con la necesaria coherencia en las decisiones y su contribución al proyecto común. Para ello, la coordinación con los servicios centrales de FUHEM- en especial con la Dirección General y del Área Educativa y la Administración General- se constituye en un elemento esencial.
b. En cada uno de los centros, las decisiones organizativas y de gestión tendrán como objetivo crear las condiciones para que el proceso de enseñanza y aprendizaje se desarrolle en un clima de confianza mutua y colaboración entre los miembros de la comunidad educativa. Estas condiciones, junto con las decisiones curriculares, deben ir configurando una cultura de los centros en la que se cuide de forma especial la efectiva inclusión de todo el alumnado; la calidad en las relaciones interpersonales; la participación; la convivencia y la resolución de conflictos a través del diálogo.
c. Los directores/as, equipos directivos y figuras de coordinación docente se consideran elementos clave en estos propósitos. La dirección de los centros debe ejercer un liderazgo efectivo en los aspectos administrativos y de gestión – de recursos, tiempos y espacios; de planificación y coordinación; de cumplimiento de las normas que regulan la vida del centro- y de carácter pedagógico, orientado a la mejora de los procesos de enseñanza y aprendizaje, al desarrollo profesional de los docentes y a la evaluación continua de la práctica. Este liderazgo, que deberá ser capaz de integrar y aglutinar personas y experiencias diversas, deberá ejercerse de forma compartida, a través de una adecuada distribución de tareas y responsabilidades entre los miembros de los equipos directivos y las figuras de coordinación.
d. La participación de todos los miembros de la comunidad – profesorado, personal no docente, alumnado y familias- ha de constituirse en un rasgo esencial del proyecto. La participación no debe quedar reducida a la adopción de mecanismos formales –que, sin embargo, son imprescindibles y deben ser eficaces- o de procedimientos meramente informativos o consultivos, sino que ha de procurar involucrar a la comunidad educativa en procesos de toma de decisiones que pueden abarcar muchos aspectos del funcionamiento de los centros y los procesos de enseñanza y aprendizaje. La participación ha de basarse siempre en la confianza mutua entre los distintos colectivos y en el convencimiento de que la calidad del Proyecto Educativo mejora notablemente con la colaboración de todos.
e. El profesorado, a través de las estructuras de coordinación docente, tiene también un papel fundamental en la adopción de medidas organizativas al servicio del Proyecto Educativo, especialmente de todas aquellas que contribuyan a configurar centros más inclusivos, como las relacionadas con los agrupamientos del alumnado, los apoyos y refuerzos o la selección de recursos didácticos. Para ello contarán con el asesoramiento y la colaboración del profesorado tutor y de los Departamentos de Orientación cuyas funciones forman parte inseparable de la propia tarea docente.
f. La organización de los centros tratará también de optimizar las condiciones espaciales y materiales y los recursos, creando entornos ricos en experiencias pero también sostenibles y gestionados en coherencia con los valores declarados por la institución.
En mi opinión, las estructuras de los centros y los nombres que adopten no son en absoluto temas secundarios, sino que determinan de forma importante los proyectos educativos. Por una parte, la apuesta didáctica de este Proyecto Educativo (que comparto) es por métodos colaborativos, en los que se usen al máximo las diferencias que hay entre la comunidad educativa para maximizar el aprendizaje. Por otra, el enfoque de todo el proyecto es ecosocial, lo que implica una profundización democrática. Estos dos aspectos impulsan a hacer una apuesta decidida por una gestión democrática participativa de los centros que vaya más allá de los avances que se recogen en esta propuesta. Algunos cambios concretos podrían ser:
– Que las labores de dirección pasen a ser labores de coordinación. La transición sería la de la jerarquía a la red, en la cual hay determinados nodos (quienes coordinan) que tienen una función de engrasar el funcionamiento del centro. No serían tanto quienes tomasen las decisiones, como quienes facilitarían que esta adopción se llevase a cabo y se cumpliese, lo que no impide que tomen algunas para las que sean mandatados/as. Este cambio debería ser también la forma de nombrar a las figuras en los centros, pues cómo denominamos las cosas configura cómo terminan siendo (en parte solo, claro).
– La elección de los equipos de coordinación de los centros debe contar con la posibilidad real de que participen en ella todos los miembros de la comunidad educativa. Y participar no es solo opinar, sino también ser parte de las decisiones que se adopten.
– La participación real que se recoge en el punto d es esencial y, para que se lleve a cabo, serán imprescindibles cambios de fondo en el funcionamiento de los centros, aunque ese grado de concreción es verdad que se escapa de los objetivos de este Proyecto Educativo. Debería ser objeto de un trabajo posterior.
En otro orden de cosas, creo que el punto del agrupamiento del alumnado queda demasiado ambiguo. Podría dar lugar a segregar el alumnado por nivel, lo que no casaría con una apuesta metodológica inclusiva y cooperativa.
En el punto “b” de este apartado, (y también en otros epígrafes), se emplea la expresión “cultura de los centros de FUHEM”. Me parece que es algo que existe en nuestros centros, a lo que nunca se ha hecho referencia de esta manera. Y una “cultura” de centro, remite a mucho más que a un programa y a una serie de planes, actividades o trayectoria. Todos estos elementos (y otros), conforman esa cultura. No estaría de más que los Colegios, al desarrollar sus propios textos para la página web, sus folletos, etc. empleen este concepto.